Cirugía de Cataratas
EN QUÉ CONSISTE LA CIRUGÍA DE LA CATARATA
La cirugía de la catarata consiste básicamente en reemplazar el contenido sucio del cristalino por una lente intraocular. Esta técnica empezó a realizarla el oftalmólogo británico Sir Harold Ridley en 1949 y desde entonces millones de personas en todo el mundo han sido intervenidas con éxito. Los avances tecnológicos en los medios diagnósticos y quirúrgicos en los últimos 30 años han perfeccionado este tipo de cirugía hasta cotas de éxito y de seguridad elevadísimas. Podemos afirmar hoy en día que pocas cirugías pueden ofrecer de forma indolora, ambulatoria y en tan sólo unos minutos una recuperación de visión tan rápida. Hoy en día la cirugía de la catarata se puede realizar con dos técnicas: la técnica de facoemulsificación y la técnica de facoemulsificación asistida con laser de femtosegundos (técnica FLACS).
QUÉ ES LO MÁS IMPORTANTE EN LA CIRUGÍA DE LA CATARATA
Sin duda el secreto del éxito de una cirugía de cataratas es una simbiosis entre tecnología y experiencia del cirujano. También es fundamental la comunicación entre el paciente y el médico oftalmólogo. Es el oftalmólogo el responsable de hablar con el paciente, conocer sus necesidades, valorar su historial clínico, la toma de medicaciones, su voluntad de depender de gafas tras la cirugía, así como la técnica quirúrgica y la lente intraocular ideales.
El equipo médico de CIMO tiene más de 30 años de experiencia en este tipo de cirugía. El Dr. Cezón impartió el primer curso de facoemulsificación de la catarata para oftalmólogos en Sevilla en 1996, fue pionero en cirugía laser de la catarata (técnica de Dodick) en 1999, técnicas de microincisión (cirugía MICS) y desde hace años utiliza la técnica FLACS.


CUÁNDO ES EL MOMENTO IDEAL PARA OPERARSE DE CATARATA
Antiguamente se operaba la catarata sólo en etapas muy avanzadas, es decir cuando el paciente dejaba prácticamente de ver. Hoy en día la catarata se opera, no por su grado de madurez sino por su nivel de interferir en la vida del paciente. Por ejemplo, un joven paciente de 50 años, de profesión conductor profesional y con poca catarata probablemente necesite operarse antes que una persona de 75 años con más catarata pero que no conduce, no lee y no utiliza un ordenador.
Recomendamos operar la catarata en etapas más precoces ya que la cirugía es más sencilla, especialmente en manos de cirujanos expertos.
A partir de los 45-50 años es factible realizar “una cirugía de catarata sin catarata”, lo que se denomina cirugía del cristalino transparente con la finalidad de curar la presbicia o vista cansada, la miopía, la hipermetropía y/o elastigmatismo. De esta forma se soluciona el problema de la presbicia y la futura y aparición de la catarata.
¿SON MUY COMPLICADAS LAS PRUEBAS PREVIAS?
Como en todo procedimiento quirúrgico, el estudio previo es fundamental y es el que va a permitir al cirujano realizar una cirugía a la medida de cada paciente. Dichas pruebas indoloras consisten en:
- Medición de agudeza visual con y sin gafas, de lejos, en distancia intermedia y de cerca
- Estudio de binocularidad y visión cromática (visión de los colores)
- Estudio con lámpara de hendidura
- Estudio de la lágrima
- Toma de la presión intraocular
- Estudio de calidad visual (aberrometría, test de visión de contraste, Oqas II, iDesign)
- Estudio de la superficie corneal (topografía)
- Estudio del endotelio corneal (contaje endotelial y microscopía confocal)
- Estudio de la retina
- OCT
- Cálculo de la lente intraocular (biometría)
Sólo después de la realización de estas pruebas cuya duración aproximada es de una hora, el cirujano tendrá toda la información necesaria para determinar la mejor técnica quirúrgica y el tipo de lente intraocular ideal para cada caso.
¿QUÉ ES MEJOR? LA CIRUGÍA CON FACOEMULSIFICACIÓN O CON LÁSER
Ya dijimos anteriormente que la experiencia del cirujano es fundamental. Los cirujanos que llevamos décadas utilizando la facoemulsificación, y que hemos sido muy reticentes a incorporar la técnica FLACS, reconocemos actualmente que el láser de femtosegundos, tras más de una década de desarrollo, tiene sus ventajas, especialmente en casos muy complejos. Podríamos destacar entre ellas:
- Mayor precisión que un bisturí.
- Mayor precisión y rapidez (1 segundo) a la hora de hacer una capsulorrexis.
- No emite ultrasonidos, por lo tanto, es una técnica más segura, especialmente en pacientes con córneas más débiles (distrofias corneales).
- Muy superior en ojos muy cortos (especialmente en hipermétropes) y en casos complicados (glaucoma, subluxación del cristalino, operaciones previas).
La técnica FLACS es nuestra técnica de elección e imprescindible en personas jóvenes que quieren ser intervenidos de presbicia.
¿CÓMO ES LA ANESTESIA?
Ningún paciente tiene que sufrir dolor durante esta intervención. Es una intervención de pocos minutos (entre 10 y 20 minutos) que se realiza de forma ambulatoria. La anestesia ideal es tópica (unas gotas), pero según criterio del cirujano, especialmente en casos muy complejos o en niños, podría ser locorregional incluso total. El anestesista tendrá monitorizado al paciente durante la intervención y si es necesario con una ligera sedación.
¿CÓMO ES LA INTERVENCIÓN QUIRÚRGICA?
La técnica de facoemulsificación es la más utilizada todavía hoy en día a pesar de que han pasado más de 60 años desde que la patentara el oftalmólogo estadounidense Charles Kelman. La sistemática de esta cirugía consiste en realizar unas pequeñas incisiones en la periferia de la cornea con un microbisturí, abrir una ventana circular en el cristalino (capsulorrexis), limpiar su contenido con una máquina de ultrasonidos llamada facoemulsificador que va destruyendo la catarata mediante pulsos de ultrasonido y al mismo tiempo aspirar su contenido. Por último, el cirujano introduce una lente intraocular.
La técnica FLACS tiene la misma sistemática, pero con la ayuda de un láser de femtosegundos. Este instrumento permite realizar las incisiones, la ventana en el cristalino y la limpieza del cristalino, en apenas 25-35 segundos con la precisión y la seguridad de la tecnología laser.
QUÉ LENTE INTRAOCULAR ES MEJOR
No existe una lente intraocular ideal única para todos los pacientes. Es el médico oftalmólogo junto con el paciente el que determinará la lente ideal para cada caso.
Hoy en día hay lentes monofocales, bifocales, trifocales, tetrafocales o varifocales, de foco extendido (EDOF), acomodativas, Ajustables a la Luz, tóricas, …La variedad es enorme y esto crea habitualmente confusión en muchos pacientes. En primer lugar, hay que señalar que siempre hay que poner una lente intraocular, no sólo para respetar la anatomía intraocular normal sino además para evitar, en la mayoría de los casos, unas gafas con cristales muy gruesos.
Las lentes monofocales van a permitir tener una visión de lejos (distancia de conducción o de televisión) muy aceptable, generalmente sin gafas, una visión intermedia (distancia de ordenador) regular y una visión de cerca(lectura) muy deficiente. La gran mayoría de los pacientes con lentes monofocales necesitan gafas de cerca y algunos de lejos y de cerca. En algunos casos se utiliza la técnica de monovisión. Con esta técnica, se pone una lente monofocal para lejos en un ojo y una lente monofocal de cerca en el otro. Con esta decisión, muchos pacientes ven bastante bien de lejos y de cerca sin gafas o con poca necesidad de gafas.
Las lentes bifocales van a permitir tener una visión de lejos y de cerca muy aceptable, probablemente sin gafas. Sin embargo, la visión intermedia puede ser un poco más dificultosa. Por tal motivo, es nuestra lente ideal para personas que necesitan ver bien de lejos, muy bien de cerca (por ejemplo, coser) y no utilizan ordenador. Estas lentes producen brillos y halos nocturnos en el postoperatorio inmediato que van cediendo con el tiempo. La gran mayoría de los pacientes operados en nuestra clínica con lentes multifocales no necesita gafas.
Las lentes trifocales van a permitir tener una buena visión de lejos, intermedia y de cerca. Estas lentes producen brillos y halos nocturnos en el postoperatorio inmediato que van cediendo con el tiempo. La gran mayoría de los pacientes no necesita gafas.
Las lentes de foco extendido (EDOF) van a permitir tener una buena visión de lejos, intermedia y aceptable de cerca. Con estas lentes hay menos brillos nocturnos, aunque en muchos casos el paciente necesitará gafas de cerca para leer o realizar trabajos manuales que requieran mucha precisión.
Las lentes tóricas son imprescindibles para corregir el astigmatismo. Las hay monofocales y multifocales.
CÓMO ES EL POSTOPERATORIO
El postoperatorio de la cirugía de catarata es muy benigno y prácticamente indoloro. El paciente puede tener ligeras molestias (sensación de arenilla en el ojo, deslumbramiento por la dilatación de la pupila…), que remiten a los pocos días.
Después de la intervención, aunque al principio la visión no sea perfecta, el paciente puede hacer una vida prácticamente normal, con algunas precauciones, especialmente durante la primera semana. Deberá evitar esfuerzos físicos, frotarse los ojos, procurar dormir boca arriba o del lado del ojo no operado, utilizar gafas de sol para salir a la calle y cuidar las medidas de limpieza de los párpados, además de seguir el tratamiento y los controles indicados por su médico.
Generalmente los pacientes relatan un gran cambio en la luminosidad y nitidez de los colores. Durante las primeras 24 horas la visión no es perfecta, sobre todo debido a la dilatación pupilar. Muchos pacientes dicen “ver mucha más claridad, pero ver las cosas como a través de una ligera neblina”. Pasadas las primeras 24 horas, la recuperación visual es muy rápida y casi total a la semana. Es habitual que el paciente necesite un tiempo aproximado de 3 a 4 semanas para adaptarse a su nueva situación.
Con el fin de conseguir la máxima independencia de gafas tras la cirugía de catarata, su médico valorará la posibilidad de practicar otras intervenciones según las necesidades de cada paciente.
RIESGOS DEL POSTOPERATORIO
Hay pocas cirugías tan seguras como la de cataratas, con porcentajes de éxito por encima del 95%.
Evidentemente, como en cualquier operación, no está exenta de riesgos. Es obligación del cirujano valorar dichos riesgos, especialmente en pacientes con patologías previas (glaucoma, desprendimiento de retina, miopía alta, etc…) y comentarlos con el paciente. Un estudio minucioso previo, una cirugía exquisita y un estudio postoperatorio correcto, contribuirán a minimizar la incidencia de complicaciones, que generalmente son leves.
En nuestra clínica todo paciente operado tiene a su disposición un teléfono de urgencias 24 horas para la identificación rápida de cualquier contratiempo.