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gafas mal graduadas

Todos sabemos que ante un problema en nuestra visión, las gafas son una solución. Sin embargo, todos hemos escuchado alguna vez que llevar gafas cuya graduación no se adecúa a nuestro déficit visual puede empeorar nuestra visión y dañar nuestros ojos, ya sea por una graduación excesiva (hipercorrección) o insuficiente (hipocorrección). Entonces, ¿pueden unas gafas mal graduadas dañar nuestros ojos? La respuesta es no. Dado que esto seguramente choque a algunos, en este artículo se expondrán los motivos por los que llevar unas gafas mal graduadas no tiene por qué dañar nuestros ojos a largo plazo.

Aunque, como ya se ha comentado, llevar gafas con una graduación incorrecta no daña nuestra salud ocular a largo plazo, se debe hacer una aclaración al respecto: esto no afecta de mismo modo a adultos que a niños.

GAFAS MAL GRADUADAS EN OJOS DE NIÑOS

Los niños no tienen una visión desarrollada, sino que va progresando en el tiempo. Cuando los niños nacen, tienen una visión con cierta hipermetropía, y a medida que pasan los años y sus hábitos van cambiando con su crecimiento, la visión se va moldeando con ellos. Por ello, unas gafas pueden ayudar a los niños a desarrollar una visión correcta, y por el contrario, unas mal graduadas pueden afectar al normal desarrollo de la vista en los más pequeños y adolescentes.

Por ejemplo, un estudio de la evolución de la miopía realizado en el Hospital Central de Finlandia demostró que, a diferencia de lo que se ha creído durante muchos años, no es cierto que una prescripción ligeramente inferior a la correcta resulte beneficioso para los niños. Aquellos que tenían gafas con graduación inferior a la adecuada a su visión experimentaron un mayor crecimiento de la miopía en comparación con aquellos que tenían la prescripción correcta.

GAFAS MAL GRADUADAS EN OJOS DE ADULTOS

En cuanto a los adultos, estos acaban “aprendiendo” a enfocar para adaptarse a las diferentes distancias de visión, de forma que sus ojos no sufren, tanto si padecen miopía, hipermetropía o si es que simplemente llevan gafas mal graduadas. No obstante, si el esfuerzo que realizan sus ojos como adultos es demasiado excesivo y alargado en el tiempo, esto sí podría derivar en algunos síntomas significativos.

SÍNTOMAS EN ADULTOS DE LLEVAR GAFAS MAL GRADUADAS

Existen consecuencias en la salud ocular de adultos que llevan gafas con una graduación incorrecta. Lo primero de lo que una persona se percata es de que no ve perfectamente con sus gafas como debería ser. Entre los síntomas más comunes de este error en la graduación destacan: La sequedad de los ojos debido a la tensión que sufren estos por un sobresfuerzo para enfocar, mareos, irritación, dolores de cabeza, problemas de concentración, escozor y enrojecimiento de los ojos, y visión doble o borrosa.

En ocasiones, estos síntomas pueden confundirse con otras causas, como por ejemplo la sequedad en el aire. Sin embargo, debemos prestar mucha atención a estas situaciones, ya que una corrección imprecisa de los campos de visión podría agravar esos síntomas si se juntan con la sequedad en el aire.

¿EXISTEN EFECTOS A LARGO PLAZO POR LLEVAR GAFAS MAL GRADUADAS?

Aun teniendo en cuenta que llevar gafas con una graduación inadecuada puede acarrear los síntomas que se han comentado anteriormente, el hecho de llevarlas a largo plazo no daña la salud de nuestros ojos.

Tanto si las gafas están mal graduadas desde un principio, como si nuestra visión empeora y la graduación de nuestras gafas ya no ofrece la corrección idónea para nuestra visión, podemos incluso no llegar a darnos cuenta de que esto es así, ya que nuestros ojos acaban por acostumbrarse a esa nueva situación. Puede que nos demos cuenta si en algún escenario se requiere tener una visión más fina, como leyendo algún libro o en una revisión oftalmológica.

CÓMO AFECTA LA AGUDEZA VISUAL PARTICULAR

Puede que no hayan escuchado nunca el concepto “agudeza visual”. Este término hace referencia a la potencia visual de los ojos, es decir, la nitidez o exactitud con la que somos capaces de reconocer ciertos contornos a nuestro alrededor. Para establecer nuestra agudeza visual, debemos llevar a cabo una prueba de visión concreta, y esta agudeza no tiene que ver con tener una visión excelente o padecer algún problema de visión, sino con la edad de cada persona: A medida que nos vamos haciendo mayores, nuestra agudeza visual empeora. Con la prueba de agudeza visual se determina la potencia refractiva adicional que se necesita para mantener imágenes precisas en la retina.

Los valores que pueden tomar los resultados de la prueba de agudeza visual son entre el 0 y el 1,0. De esta forma, las personas más jóvenes tendrán una agudeza de 1,0, mientras que las personas mayores de 70 tendrán valores de entre 0,6 y 1,0.

Por tanto, como es de esperar, la agudeza visual juega un papel fundamental a la hora de graduar nuestras gafas, ya que lo que se pretende es conseguir la máxima agudeza visual posible.

En definitiva, es importante que lo niños realicen sus revisiones periódicamente para poder adecuar sus lentes a medida que van creciendo y su visión se desarrolla, ya que, de lo contrario, el cansancio ocular que se podría generar podría provocar que su visión empeorara más rápidamente de lo habitual, pudiendo llegar a afectar a su rendimiento escolar y calidad de vida.

Y en cuanto a los adultos, recordar que una mala graduación de nuestras gafas no afecta a nuestra salud visual a largo plazo, aunque podemos experimentar algunos síntomas que crean molestias a nuestros ojos a corto plazo. En caso de encontrar molestias excesivas, siempre se debe acudir a un especialista, que es el que mejor valorará la situación individual de cada usuario.