Llega el buen tiempo, el sol, la ganas de salir y las gafas de sol se convierten en un complemento indispensable por comodidad y por moda.
Son muchos los comercios y puestecillos ambulantes que nos ofrecen variedad de gafas de sol, más o menos baratas, y algunas incluso con una pegatina de la CE que, aparentemente certifica que son aptas para el consumo.
Es cierto que el precio de estas gafas las hace muy atractivas como complementos de moda (un look, unas gafas), pero la realidad es que estamos poniendo en peligro la salud de nuestros ojos.
¿Cómo protegen las gafas de sol homologadas?
Por regla general, las gafas de sol homologadas, es decir, las que compramos en lugares como ópticas y otro tipo de establecimientos autorizados, realizan dos funciones:
– sus cristales oscuros (verdes, marrones, polarizados, etc.) oscurecen la entrada de luz a nuestros ojos y de esta manera lo protegen. Es cierto que todas las gafas, “buenas o malas”, tienen este efecto sobre nuestros ojos. Pero hay algo más…
– las gafas homologadas añaden un filtro solar real a los cristales tintados. Se trata de un filtro UV (como el que usamos sobre la piel cuando nos aplicamos bronceador) que nos protege de las peligrosas radiaciones solares, que en verano son especialmente fuertes. Este filtro no suele estar presente en muchas de las gafas “baratas” que compramos, lo cual pone en riesgo nuestra vista.
¿Por qué son malas para la vista las gafas de sol “baratas?
Estas gafas no están fabricadas siguiendo la normativa pertinente y no pasan los controles de calidad que les corresponde por lo que pueden conllevar:
– defectos en la lente (deformidades, mala conversión, etc.) que interfieren en nuestra vista y nos pueden provocar desde mareos a un defecto visual a largo plazo.
– sobreexposición a la luz solar: cuando nuestra pupila reacciona ante la oscuridad que provoca el tinte de los cristales de las gafas, se expande buscando que penetre mayor luminosidad. Si esto ocurre con gafas homologadas, el filtro de los cristales protege a nuestros delicados ojos. Cuando este filtro no existe, nuestro ojo está sobreexpuesto a la luz y radiación solar lo que puede provocarnos daños en la córnea, fotofobia y otras enfermedades de importancia a largo plazo como cataratas o degeneración macular.
El uso de gafas de sol no homologadas (gafas de sol “baratas”), puede poner en grave riesgo la salud de nuestros ojos.
No sólo puede provocar molestias menores como mareos derivados de un defecto en la propia lente, si no que la ausencia de un buen filtro solar puede causar quemaduras corneales, ya que la oscuridad de la propia lente hace que nuestro ojo esté más expuesto a la radiación UV que si no lleváramos gafas.
En conclusión, si usamos gafas de sol estas deben estar correctamente homologadas. Para estar asegurarnos que así sea, lo mejor es adquirirlas en un establecimiento seguro como una óptica, de lo contrario es mejor estar sin gafas de sol que sobreexponer nuestros ojos al usar gafas de sol no homologadas.